Entre las baladas que se suelen cantar en Akea, la de Floda y Ekel sin duda es la más triste.
En los años de esplendor de las tierras de Akea, Ekel era rey, y su amada Floda, la hechicera más poderosa que las raices de Krienor habían traido a la tierra. Participó en la primer batalla contra los Uroz, pero triteménte, cayó en la emboscada que le tendieron camino a la morada de su amada.
Fue protector de la naturaleza, y querido por todos los seres que habitaban el planeta. Su sola presencia contagiaba optimismo.
Luego de su muerte, tuvo que hacerse cargo del trono su hermano menor Ekalion.